
Según los científicos responsables de este proyecto los seres vivos detectan la contaminación de una manera más exhaustiva que los habituales paneles de control que se ubican en las ciudades. De estos bioindicadores las abejas son unas de las más útiles. En sus recorridos de hasta 7 kilómetros cuadrados traen muestras de aire, mar y suelo y permiten testar la calidad medioambiental del entorno.
El proyecto se inició en 2007 con la colocación de cinco estaciones en lugares estratégicos de la ciudad y se ha llevado a cabo con la colaboración de la Universidad de Córdoba y la de Bolonia en Italia. Los resultados apuntan al cobre como el metal más preocupante en la atmósfera cordobesa, aunque insisten en que los datos aún no pueden ser contrastados y no son del todo fiables.
La segunda fase comienza este año, tiene un presupuesto de más de 120.000 euros y cuenta con la subvención del Ministerio de Medio Ambiente. Para que los resultados sean equilibrados en esta ocasión se colocarán las estaciones en otros puntos de la ciudad. Su duración será de 18 meses y seguirá el recorrido de unas 80.000 abejas.
Fuente: OSMAN
No hay comentarios:
Publicar un comentario