viernes, 6 de febrero de 2009

¿Cómo ganar invirtiendo a pesar de la crisis?

El desplome financiero y sus posteriores consecuencias sobre las acciones llevaron a muchos inversores a buscar desesperadamente formas de obtener rendimientos. Las claves para saber dónde esperan oportunidades desatendidas.

En momentos en los que se vive la peor crisis crediticia desde la ocurrida en los años 30, los analistas establecen que, por más paradójico que suene, los créditos podrían ser una oportunidad a tener en cuenta en la economía. Según informaciones del Wall Street Journal, la visión de los analistas es que tanto los bonos como otros instrumentos crediticios sufrieron mucho más que las acciones durante la crisis financiera global. Eso los convertiría en los de mayores posibilidades de crecimiento cuando la economía comience a recuperarse.

Aunque las acciones suelen ser las primeras en recuperarse de una crisis, en este caso en particular, y por tratarse de una crisis de créditos, para los especialistas es necesario que estos se recuperen antes de que se puedan obtenerse retornos sobre el capital. Sin embargo, el hecho de que los inversores no hayan considerado el riesgo de crédito algo grave, convirtió a la crisis que sufre este mercado un hecho sin precedentes. Los inversores demandaron altos índices de intereses de deuda a niveles que sugieren una ola de defaults corporativos. Lo positivo es que esto les otorgó considerables rendimientos. Muchos analistas dicen que los bonos aún ofrecerían retornos de rendimiento variable aunque a precio de “ganga”: existe la posibilidad de que algunos bonos ofrezcan mejores resultados que las propias acciones.

Como ejemplo se citan los resultados de los bonos corporativos, también considerados bonos basura para las empresas. De acuerdo a Merrill Lynch, el valor de estos últimos está, en promedio, un 16 por ciento más arriba que los resultados de deuda del gobierno de Estados Unidos. Un bono basura de 10 años puede tener rendimientos de un 18 por ciento, en comparación con el casi 2 por ciento que otorgan las Notas del Tesoro, también de 10 años de duración. Esto es destacable si se tiene en cuenta que dos años atrás los bonos basura rendían un dos por ciento más que los también llamados T-Bonds.

Aunque menos riesgosos, los créditos también otorgan menores resultados. Sin embargo, si el mercado de acciones permanece chato o peor durante el 2009, los créditos podrían lucir entonces un poco más tentadores, informa Mark Gongloff en el Wall Street Journal. Y pese al desvanecimiento recientemente ocurrido, las acciones aún podrían convertirse en una enorme desilusión si la economía no termina por despegar en la segunda mitad del año, como muchos esperan que suceda. Los bonos, por otra parte, podrían ya estar preciados en valores que generen grandes desilusiones.

Desde la agencia de calificación crediticia Moody se afirma que todavía no hay posibilidad de establecer con confianza que el capital accionario superará de un modo considerable a los bonos corporativos en los próximos seis meses.

No cabe duda de que el tema que más preocupados mantiene a los políticos es el hecho de que las medidas de estímulo no terminen de quebrar el círculo vicioso al que está sujeto la economía. Una economía herida por la falta de créditos que a su vez genera heridas en los prestatarios que se ven imposibilitados a pagar sus deudas, lo que lleva a su vez a que los créditos estén cada vez más ajustados.

Aunque se asuma que habrá cierto beneficio dado por los estímulos, la agencia Moody cree que el alto índice de rendimiento de default de deuda alcanzará el 15 por ciento para finales de 2009, del 4 por ciento en el que se encontraba a finales de 2008. Eso significaría un nivel relativamente alto para la cesación de pagos en esta nueva era de los bonos basura que comenzó en 1980.
La agencia Standard & Poor estima una deuda corporativa de US$758 millones para 2009. Eso significa que las compañías tendrán que elegir entre pagar lo que deben o refinanciarse. Muchas de estas deudas se originaron cinco o 10 años atrás, cuando los índices eran mucho más bajos, por lo que el refinanciamiento significará mayores costos de préstamo para muchas compañías.

Aquellas con menor capacidad crediticia tendrían menos posibilidad de conseguir nuevos financiamientos, lo que aumenta el riesgo de que las compañías no puedan pagar sus deudas.
En definitiva, los grandes rendimientos que generarían los bonos corporativos podrían ser una oportunidad muy apropiada, aunque también estos rendimientos podrían convertirse en polvo rápidamente. Lo importante es tener en cuenta, concluyen desde la agencia Moody, que el clima económico es todavía de mucha incertidumbre y que lo mejor entonces será avanzar con cuidado.

Fuente: Apertura

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